El passepartout es una parte esencial del cuadro. No resulta imprescindible para muchas enmarcaciones, pero es imperativa en otras tantas. ¿Cuándo poner passepartout? ¿De qué color? ¿De qué medida? Sigue leyendo y trataremos de aclararte algunas de las dudas más habituales.
El passepartout, paspartú o marialuisa es el marco de cartón que rodea la obra por el interior del marco y bajo el cristal. También se llama passepartout al marco suplementario que se coloca en las pinturas sobre lienzo. Éste ultimo, en realidad, no es más que un marco normal colocado sobre el lienzo y posteriormente enmarcado bajo otro marco habitualmente más ornamentado. El marco interior suele ser plano y color distinto al marco exterior.
Tanto en el caso del passepartout de cartón bajo el cristal como en el del marco suplementario, las dos opciones cumplen con la misma función: dar aire a la obra. Esto es importante en los lienzos, especialmente en obras de colores oscuros que van a ser enmarcadas con molduras ornamentadas o anchas. También puede ser utilizado para dar más importancia a la obra, ya que cuantos más marcos de complementen, más ancha será la moldura final y más formas presentará.
En el caso del passepartout de cartón (lo que es verdaderamente un passepartout) esta función de dar aire se comparte, aunque no es la única. Tradicionalmente, el passepartout blanco o de colores claros aporta espacio, separa la obra del marco y ayuda a centrar la vista en la pieza. Aporta elegancia y ligereza. La medida del passepartout es libre, ya que se realiza según la necesidad. Actualmente la tendencia sea la de colocar passepartouts más anchos que hace años, aunque siempre deberás guiarte por la sensación que te dé cada obra.
Además, el passepartout está disponible en multitud de colores, de manera que se puede utilizar como un complemento decorativo, aportando color y combinando con la obra, el marco, o el espacio en el que colgaremos el cuadro.
Mención especial merece el passepartout negro, ideal para combinar con marco negro y cristal antirreflejante. Con esa combinación lograremos un aspecto moderno y lo que es más importante, aislaremos la obra del resto de la pared y las obras adyacentes. En negro no se aprecia como un color y rodear la obra de negro ayudará a darle potencia y hacer que la vista se olvide de todo lo demás y se vaya al centro.
El passepartout puede utilizarse de dos maneras. Colocándolo sobre la obra y mostrando ésta a través de una ventana cortada a bisel o colocado tras la obra, siendo entonces una base sólida sobre la que enganchar la pieza. En este segundo caso, podremos apreciar los bordes del papel, especialmente importante en litografías, grabados, o cualquier otro papel que presente desperfectos, barbas o salpicaduras de pintura que resulten atractivos a la vista y que queramos mostrar.
Recuerda que el buen passepartout es un cartón libre de ácidos, antihumedad y antimoho. Además de la parte estética, cumple una función de conservación de la obra. Utilizando siempre cintas adhesivas también libres de ácidos, tu pieza se conservará perfectamente sin sufrir el paso del tiempo.
Por último, recuerda siempre enmarcar tu fotografía, lámina o pintura pensando en aquello que vaya mejor a la propia obra. Dejando de lado, en lo posible y sin exagerar, el estilo de la casa o las obras que haya alrededor. El buen marco debe complementar la obra y mejorarla. No debe ser un simple soporte ni tampoco destacar demasiado. Debe ser el complemento necesario.