Barcelona es una ciudad de todos. Una ciudad para compartir, vivir, sentir y celebrar.
Como suele suceder en las ciudades grandes, la diversidad de comportamientos, tendencias, credos y sentimientos es amplísima. Eso supone riqueza. Una riqueza para el que es capaz de aprender del que es distinto y ofrecer aquello que le distingue de los demás. No debería ser posible que un motivo como el amor, la cultura, el idioma, el sentirse uno mismo o cualquier otro factor que esté construido desde la bondad fueran motivo de discordia. No debería ser debatible que alguien se sienta hombre o mujer, ni que su tendencia sexual, romántica o su propia identidad sean las que la propia persona decida. No debería cuestionarse la capacidad de parejas del mismo sexo de criar a niños y niñas. No deberían existir diagnósticos médicos como la transexualidad o la asexualidad. No hay lugar para el insulto ni para la agresión. No hay lugar para la discriminación ni para el odio.
Lamentablemente, en numerosas ocasiones, nuestra ciudad -al igual que la mayoría de ciudades y pueblos del mundo- no ha estado a la altura de ofrecerse como un lugar seguro, abierto y libre para toda aquella persona que quiera vivir sin hacer daño a nadie. Ha habido momentos de los que sentirnos orgullosos y momentos de los que avergonzarnos. Y la sociedad habrá avanzado lo suficiente el día que no sea necesario reivindicar algo tan básico como ser y amar.
Hoy he aprendido algo. He aprendido que existe una bandera con un significado muy interesante. Y me ha dado que pensar. Yo, como heterosexual, no he sufrido ninguna de las odiosas situaciones que cualquier miembro del colectivo LGTBIQ+ pueda haber sufrido en numerosas ocasiones. Yo soy un privilegiado porque puedo sentirme como me siento y amar a quien amo. Y eso puede llevarme a ver la lucha por los derechos civiles como algo ajeno. Ignorar la lucha de cualquier colectivo oprimido es ayudar a que siga oprimido. No formar parte de un grupo oprimido nunca puede ser excusa para no ser su aliado. He encontrado la bandera que representa eso. La bandera de los heterosexuales cis que apoyan al colectivo LGTBIQ+ y pretenden, modestamente, cambiar su pequeña parcelita de mundo y convertirla en un lugar en donde toda aquella persona que sea buena, quepa.
¡Feliz Día del Orgullo 2023!